jueves, 25 de octubre de 2012

UN ESPÍRITU JOVEN

Durante el encuentro del modelo ONU, con jóvenes de colegios de la ciudad, llevado a cabo el fin de semana en la Universidad Javeriana, otro joven se le acerca para que le firme su libro. “Doctor, yo trabajo con unos amigos y lideramos un proyecto… yo sueño con que el proyecto sea grande”. Cuero ríe. “¡Deje de soñar y haga algo!”, le responde. “Escríbame y resolvemos eso”. Cuero tiene un espíritu joven, tal vez porque pasa largo tiempo trabajando con muchachos en su fundación Parques de la Creatividad, centros de práctica donde los chicos trabajan voluntariamente desarrollando creaciones. Cuero califica éste como su mejor invento y dice que ha sido “emocionante, estimulante y comprometedor” el trabajo con sus pupilos, quienes ya han registrado varias patentes. Cuando habla, Cuero suena amigable y por eso la gente lo oye. Confiesa que tal vez sea esa una de las razones por las cuales ha llegado donde está. Dice que su ecuanimidad le ha ayudado a llegarle a la gente. Agrega que gracias a que es creativo no le da miedo compartir. “Cuando uno es inventor no tiene problema en darles a los demás, ni cosas materiales ni sentimentales, porque sabe que las puede crear de nuevo”, reflexiona. Un hombre de tez oscura como la suya se acerca a él. “A mí se me llena el alma de alegría de ver cómo usted ha triunfado”. Cuero ríe, le pregunta si es “de la misma tierrita que él” y el hombre contesta que es de otro lado. “Ánimo, mi hermano. Y nada de sentirse menos, jamás”, dice mientras lo abraza. El científico, que se ha convertido en un ejemplo para muchos, narra que ha vivido la discriminación de cerca innumerables veces. En su nuevo libro cuenta estas anécdotas, que más allá de derrumbarlo, le han motivado y ayudado a fortalecer su capacidad de crear. “Cuando hago una invención estoy contribuyendo a la sociedad y automáticamente me estoy integrando en ella. Me han discriminado por ser colombiano, por mi fenotipo, por no haber sido rico, pero con la creatividad he logrado convertir esas cosas negativas en positivas”. Siempre sonriente, Cuero culmina la entrevista contando la moraleja de uno de sus libros preferidos. “Juan Salvador Seagle”, dice con su inglés perfecto. “Juan Salvador Gaviota”, aclara. Según él, la enseñanza de esta obra es que “uno se hace en el proceso, no en la llegada”. “Hay que aprender a disfrutar todo lo que se hace. Yo disfruto aquí mientras hablo con usted, igual que cuando hago las cosas grandes. Uno tiene que estar preparado para tomar ventaja de la experiencia que está buscando. La vida es lo que está sucediendo, mientras uno está haciendo planes”. El creacionismo, el determinismo y el alma El debate ha vuelto a estar de moda en el ámbito escolar de Estados Unidos: evolucionistas contra creacionistas; ciencia contra religión. ¿Hay que erradicar alguna de las dos? Rodolfo Llinás: Hay que erradicar el creacionismo. Eso impide a la gente pensar claramente. También hay un término medio de moda, el diseño inteligente, que dice que la evolución existe pero está prediseñada, que la vida es tan especial que tuvo que ser generada de un modo dirigido. El problema es que esa manera de pensar niega muchas cosas que se saben del sistema evolutivo: que ciertas mutaciones en el ADN producen seres que no van a subsisitir, y que solo sobreviven las soluciones buenas. El creacionismo evolutivo suprime la selección natural. Y no, uno sabe que esto no está diseñado. ¿Qué disparó la evolución del cerebro humano? Lo más probable es que haya sido la postura. El simio humano aprendió a caminar en dos piernas y esa postura equilibrada le permitió tener un cerebro más grande. La postura también ensanchó la pelvis, lo que igualmente hizo posible que nacieran animales con el cerebro más grande: el número de células de un cerebro está limitado por el canal por el que nace. La destreza de las piernas de adelante, que llamamos brazos, también nos dio una ventaja increíble, así como el cambio de la estructura de la laringe: podemos producir fonación y por tanto, lenguaje hablado. Y de ahí al lenguaje escrito hay un paso muy pequeño. Otro debate de moda: el determinismo, saber hasta qué punto nuestro comportamiento está programado en nuestros genes. ¿La educación que recibimos moldea nuestros cerebros, o lo que seremos ya está escrito? El cerebro es enormemente plástico, pero limitado. Su situación inicial da ventajas o desventajas. Definitivamente, nacemos con muchas capacidades, son heredadas. Pero no solo hay causas genéticas, sino también epigenéticas. CARMEN LETICIA RAMOS MOLINA DIDÁCTICA DE LA BIOLOGÍA

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